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EXPERTO EN PSICOLOGÍA POLÍTICA OFRECIÓ CONFERENCIA A ESTUDIANTES DE EAP DE PSICOLOGÍA

septiembre 11, 2018

Detalles de la noticia

¿Los casos de corrupción política y judicial que se ventilan hoy en los medios de comunicación tipifican una enfermedad de la sociedad, o son solo un síntoma? ¿El cerebro de un funcionario o un político corrupto es distinto al de una persona que no ha perdido sus valores éticos y morales?

Con estas preguntas, que dejó flotando en el imaginario de su auditorio, el especialista en psicología política Julio César Cerna inició la conferencia “La corrupción nuestra de cada día: un análisis psicosocial” que ofreció a los estudiantes de la EAP de Psicología de la Universidad Norbert Wiener. Ello, a fin de vincular a los estudiantes de la Escuela con la coyuntura social y mantener interés permanente por la aplicación práctica de su carrera.

A propósito de los casos de corrupción que preocupan hoy a la ciudadanía, Cerna presentó un estatus de la historia de la corrupción en el Perú, tomando como referencia el libro del mismo nombre del historiador Alfredo Quiroz.

“Como podemos observar, la corrupción no se inicia o se evidencia desde inicios de este siglo, con los famosos vladivideos que pocos recuerdan, sino que viene de mucho más atrás, más incluso de los años 60 en los que durante el primer gobierno de Belaúnde se perdió la página 11 del contrato petrolero con la IPC. Esto viene desde el virreinato, y sigue en la sociedad republicana”, señaló.

Respecto a esta práctica, dijo que la corrupción se produce en mayor grado en sociedades donde el nivel de educación es bajo. “En los países nórdicos, por ejemplo, las sociedades avanzan y, a mayor nivel de educación, menor nivel índice de delincuencia o corrupción, mientras que sociedades como las nuestras repiten compulsivamente los errores del pasado”, afirmó.

Desde el punto de vista de la psicología social, y a manera de respuesta a las preguntas iniciales, Cerna dijo que la corrupción no es un síntoma de una sociedad enferma, sino una enfermedad que ha copado a la sociedad, que estamos viviendo ya una patología psicosocial crónica y terminal, que se agrava con la permisividad y la desesperanza.